martes, 15 de octubre de 2019

2. LA NOVELA ESPAÑOLA A PRINCIPIOS DE SIGLO. MIGUEL DE UNAMUNO Y PÍO BAROJA.




Los primeros años vienen marcados por la narrativa del siglo XIX. Así, hay autores realistas (Galdós, Pardo Bazán) y naturalistas (Blasco Ibáñez), y también seguidores del Realismo, como Concha Espina (La esfinge maragata). También goza de gran popularidad la novela galante o erótica, con Felipe Trigo o Eduardo Zamacois. Además, habría que tratar a los modernistas, a los llamados novecentistas, o generación del 14, y a los vanguardistas. De cualquier modo, los autores españoles intentan adaptar la renovación novelística que se va a ir produciendo en esta época (Joyce, Proust, Mann...).

1. PANORAMA DE LA NOVELA A PRINCIPIOS DE SIGLO

1. El 98. En 1902 se publican cuatro novelas: Amor y pedagogía, de Unamuno; La voluntad, de Azorín; Sonata de otoño, de Valle Inclán; y Camino de perfección, de Baroja. Van a transformar el paisaje narrativo español.

Los escritores del 98, en cuanto a los temas, están muy preocupados por los problemas de España, y se interesan por los paisajes y por la historia mínima de los habitantes del país (intrahistoria unamuniana). Lo existencial, el sentido de la vida, la angustia temporal, son asimismo fundamentales. Estilísticamente, hay un rechazo a la expresión grandilocuente, se tiende a la precisión léxica, llenando el lenguaje de valoraciones subjetivas y sentimentales. Lo principal es la visión del autor de la realidad: se refleja lo cotidiano, un personaje suele focalizar la historia, presenta un gusto por el uso de localismos y arcaísmos, etc. Nos centraremos en Valle y Azorín.

Valle Inclán escribirá cuatro Sonatas, la modernista Flor de santidad, además de la fundacional Tirano Banderas (primera novela de dictador escrita en castellano) y el espléndido ciclo de “El ruedo ibérico” (en el que se critica la historia reciente española, el reinado de Isabel II). El estilo de Valle, que va de lo preciosista y decadente a lo incisivo y esperpéntico, es una de las grandes bazas de la literatura española moderna.

José Martínez Ruiz, “Azorín”(1867-1973), ensayista y narrador. Su forma de escribir se caracteriza por el impresionismo descriptivo, por el uso de una frase corta, de sintaxis simple, usando un léxico castizo. Un ejemplo de novela impresionista sería Antonio Azorín; destaca más tarde La isla sin aurora.

2. El Novecentismo, movimiento más intelectual que el Modernismo, agrupó a novelistas como Ramón Pérez de Ayala (Belarmino y Apolonio) o Gabriel Miró (El obispo leproso), que cultivaron la llamada novela lírica. Dan mucha importancia al valor estético de la literatura, tienen una gran preocupación por la forma y un exquisito cuidado con el lenguaje.

3. Entre Novecentismo y vanguardias se encuentra Ramón Gómez de la Serna, creador de la greguería (asociación ingeniosa de ideas). Defensor del irracionalismo, de la imaginación y del humor, escribió novelas burlescas, caricaturescas.

4. De la Revista de Occidente surge la llamada novela deshumanizada, vanguardista, que defendía el asentimentalismo y el arte puro. En las novelas de Benjamín Jarnés y Rosa Chacel se advierten las características del «arte nuevo» señalado por Ortega: brillantez metafórica, ironía, ingenio, fino erotismo, gusto por las sensaciones, experimentación y un profundo lirismo.

5. Frente a lo anterior, surge en los años 20 la novela social, de rehumanización, preocupada por los acontecimientos contemporáneos, comprometida políticamente. Ejemplos son José Díaz Fernández o Ramón J. Sender.


  1. PÍO BAROJA

Biografía
Nace en San Sebastián en 1872. Estudia Medicina, pero en seguida se dedica exclusivamente a la literatura. Sus obras más importantes las escribe antes de 1915. En 1935 ingresa en la RAE. Muere en 1956, después de dedicar su vida a novelar infatigablemente. Inconformista, desconfía del hombre y del mundo, aunque la comprensión por los seres marginados y la sinceridad son las bases de su visión.

Estilo y obra general
Escribió cuentos, ensayos, dramas y biografías, pero será su novelística lo que aquí desarrollemos. Se caracteriza por la construcción libre, de acumulación de episodios, anécdotas, digresiones, en las que se mueven una gran cantidad de personajes, frecuentemente enfrentados a la sociedad. Quería reflejar la espontaneidad de la vida en un relato de personajes y ambientes.

Se le acusó de descuidado, lo que se debe a su afán de crear lo que denomina una «retórica de tono menor», caracterizada por:
  • Empleo del período corto.
  • Sencillez y economía expresiva: primacía de la exactitud y la precisión.
  • Impresionismo descriptivo, combinado con la emotividad, el lirismo y la melancolía.
  • Tono pesimista, mediante un léxico que degrada la realidad.
  • Mezcla de lo narrativo con lo ensayístico y lírico.
  • Tempo narrativo rápido: la acción es el fundamento de sus obras.
  • Diálogos respetuosos con la oralidad y la naturalidad: búsqueda de la autenticidad conversacional.

Obra
Escribió más de 60 narraciones. Antes de 1913, agrupó sus novelas, en su primera etapa, en ocho trilogías y dos tetralogías. Algunas de las más importantes son: “La lucha por la vida” (La busca y Mala hierba, 1904; Aurora roja, 1905), “Tierra vasca” (La casa de Aizgorri, 1900; El mayorazgo de Labraz, 1903; Zalacaín el aventurero, 1909) o “La raza” (La dama errante, 1909; La ciudad de la niebla, 1909; El árbol de la ciencia, 1911). Además, otros títulos importantes son: Camino de perfección o Las inquietudes de Shanti Andía.

Entre 1913 y 1935, escribió las 22 novelas de la serie histórica Memorias de un hombre de acción, sobre Eugenio de Avinareta (1792–1872), conspirador y aventurero, presuntamente emparentado con el autor, a través del cual refleja los acontecimientos más importantes de la historia española del siglo XIX. Algunas de ellas son: El escuadrón del «Brigante» (1913) o La nave de los locos (1925).

En su última etapa, sufrió el agotamiento como escritor y la censura.

Su principal aporte a la literatura, como él mismo confiesa en sus memorias, Desde la última vuelta del Camino, es la observación y valoración objetiva, documental y psicológica de la realidad que le rodeó. En sus novelas reflejó una original filosofía realista, producto de la observación, impregnada por el pesimismo, pero que defendía la salvación por la acción; de ahí los personajes aventureros y vitalistas y también los abúlicos y desengañados, como Andrés Hurtado (El árbol de la ciencia) o Fernando Ossorio (Camino de perfección).

  1. MIGUEL DE UNAMUNO

Biografía
Nació en Bilbao en 1864. Catedrático de Griego en Salamanca, estuvo desterrado por su oposición a la dictadura de Primo de Riveras descripciones son escuetas, vivas; y el divencirsonajes, perfectamente retratados en apenas una pincelada, fr. Apoyó sucesivamente a la República y el levantamiento franquista, para siempre enfrentarse a todo. Muere en 1936. La lucha consigo mismo, en perpetua contradicción, y contra la falta de inquietudes y reflexión de su tiempo, junto con su intensa actividad intelectual, llenan su vida.

Estilo
Él mismo lo calificó como vehemente, expresivo, intenso. Buscaba una lengua “seca, precisa, rápida…caliente”. Su lucha interna se manifiesta en la abundancia de paradojas y antítesis en sus obras, así como en sus esfuerzos por revitalizar el sentido y las resonancias de las palabras, tanto las desusadas o perdidas como las habituales.

Temas
Toda su obra posee un sentido coherente, unitario y dialéctico, basada en:
-Su preocupación por España (historia e intrahistoria, tradición y renovación) y por la persona (la existencia y la muerte, la relación entre Dios y los seres humanos, la razón y la fe…).
-Unamuno se debate entre los problemas sociales (En torno al casticismo, Vida de Don Quijote y Sancho) y las meditaciones existenciales sobre el sentido de la vida humana, entre la razón y el corazón (Del sentimiento trágico de la vida o La agonía del cristianismo).

La “nivola”
Fue también poeta y dramaturgo, pero aquí nos centraremos en su narrativa. Unamuno no escribe novelas, sino “nivolas”, experimentos narrativos centrados en:
-el juego entre realidad y ficción,
-el uso de técnicas narrativas modernas (monólogo interior, estilos libres…),
-la importancia fundamental del diálogo.

Transforma así la estructura canónica de la novela tradicional. En esta nueva estructura narrativa, “lo que hay es diálogo; sobre todo diálogo. La cosa es que los personajes hablen, que hablen mucho, aunque no digan nada (...). El caso es que en esta novela pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como fuere.”

Algunas obras narrativas

-Paz en la guerra (1895), en la que el contexto de la tercera guerra carlista plantea la relación del yo con el mundo, condicionado por el conocimiento de la muerte.
-Amor y pedagogía (1902), que une lo cómico y lo trágico en una reducción a lo absurdo de la sociología positivista.
-Niebla (1914), paradigma de la “nivola”, donde el tema de la relación entre el Creador y sus criaturas, junto con la angustia existencial, influyen en que el protagonista, Augusto Pérez, se rebele contra su creador, Unamuno, y se enfrente con él; finalmente, sucumbe ante el poder del autor que le ha creado. A través del relato de sus divagaciones, utiliza gran parte de los avances estilísticos de la narrativa moderna.
-La tía Tula (1921) es la novela del anhelo de la maternidad, del incesto y de la cerrazón.
- La confusión entre sueño y realidad, entre razón y fe, también se ve en la lucha agónica del protagonista de San Manuel Bueno, mártir (1930), sacerdote admirado por sus feligreses que, sin embargo, esconde el drama de su total falta de fe; espejo del autor, el final no resuelve la paradoja vital.

Contradictorio, apasionado, renovador, intelectual, Unamuno expresó intensamente las inquietudes de su tiempo, a la vez que forjó y renovó la lengua española moderna.

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