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EL NOVECENTISMO O GENERACIÓN DEL 14
Sostienen que los problemas
políticos deben defenderse mediante la política (apoyaban las
reformas sociales y políticas), y que la literatura debe crear
mundos autónomos (arte
puro y
deshumanizado) donde lo importante es la belleza de la creación
literaria. El ensayo es esencial.
Se considera que fue esta una
generación de intelectuales,
bajo el magisterio de Ortega y Gasset, que se preocupó por la
renovación formal de los géneros literarios, además de sustentar
la literatura en conceptos filosóficos modernos. Apoyaron la
introducción de la vanguardia y la renovación literaria. Por lo que
se refiere a los elementos estilísticos,
serían el intelectualismo, la persecución de la belleza formal y el
afán de perfección.
El poeta principal de este grupo
es objeto de estudio pormenorizado más abajo, con lo que sólo
trataremos, brevemente, del guía generacional:
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José Ortega y Gasset: autor de incontables ensayos, entre los que destacan La deshumanización del arte, España invertebrada o La rebelión de las masas; fundador de la Revista de Occidente, agitador cultural y guía generacional.
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LAS VANGUARDIAS
En el primer tercio del siglo XX,
aparecen en Europa una gran cantidad de movimientos
culturales y artísticos basados en la provocación, la ruptura y el
intento de buscar caminos nuevos al arte. Quieren romper con los
convencionalismos éticos y estéticos del XIX y provocar con nuevas
formas de expresión.
Rasgos:
-oposición a la lógica y a la
racionalidad,
-exaltación de la imaginación
creadora,
-experimentación continua en
busca de la originalidad,
-defensa del arte por el arte,
alejado de la realidad,
-carácter minoritario y
elitista.
-se basan en la impresión
subjetiva como punto de partida: la realidad se borra;
-el irracionalismo verbal y la imagen visionaria comunican sus
sentimientos personales.
Cubismo: desde 1907, se intenta la descomposición de
la realidad por la captación intelectual de los objetos,
recomponiéndola libremente mezclando imágenes, palabras azarosas,
conceptos, etc. La influencia literaria se ve en los Caligramas,
de Apollinaire.
Futurismo:
en 1909, el italiano Marinetti, publica el Manifiesto
futurista; rechaza los
temas líricos tradicionales y exalta las máquinas, los avances
tecnológicos, la velocidad. Rompen la sintaxis habitual, eliminan la
puntuación y unen palabras al azar para formar poemas.
Dadaísmo:
nace en 1916. Hugo Ball y Tristán Tzara proponen la liberación de
la fantasía y el poder creador por medio de un lenguaje incoherente.
Se basa en el juego y la rebeldía frente a la lógica, contra las
convenciones estéticas y el sentido común.
Surrealismo:
a partir del Dadaísmo, encuentra su base en el Manifiesto
del Surrealismo,
publicado en 1924 por André Breton. La teoría freudiana del
subconsciente se añade a las teorías sociales de Marx y al
irracionalismo. Breton habla de automatismo psíquico (pensamiento al
dictado del inconsciente: asociaciones libres, metáforas insólitas,
imágenes oníricas y delirantes) como base. La escritura automática
será la principal técnica literaria. Probablemente es el movimiento
que más influye en España, sobre todo en la generación del 27:
Cernuda (Los placeres
prohibidos), Alberti
(Sobre los ángeles)
o Lorca (Poeta en Nueva
York).
En España, el impulsor de las
vanguardias fue Ramón
Gómez de la Serna (1888-1963), que participó y defendió las nuevas
tendencias. Creó la greguería hacia 1910. Se trata de frases breves
que recogen una idea original o una metáfora insólita a través del
humor, el lirismo y el juego verbal.
En España nació el Ultraísmo
(que toma el nombre de la revista “Ultra”), una mezcla de
Futurismo y Dadaísmo. Utilizó el verso libre, las imágenes, las
metáforas y los poemas visuales.
El Creacionismo fue fundado en 1916 por el chileno Vicente Huidobro, que en 1918 dio a conocer este ismo en España. Se propone crear una nueva realidad en el poema.
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LA GENERACIÓN DEL 27
La nómina de estos poetas, según la Antología de
Gerardo Diego, de 1931, estaría compuesta por: Rafael Alberti,
Federico García Lorca, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Pedro
Salinas, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Emilio Prados, Manuel
Altolaguirre y el mismo antólogo, a los que suele unirse Miguel
Hernández. Además, debería mencionarse como parte de la
generación poética a Concha Méndez, Ernestina de Champourcín,
Carmen Conde o María Teresa León.
El hecho de que aparezcan juntos da una idea de grupo,
igual que las colaboraciones en las mismas revistas, la admiración
por los poetas de los Siglos de Oro y por la poesía popular, por
Bécquer, Juan Ramón y Rubén Darío, así como por la poesía
contemporánea (vanguardias). Para algunos (Lorca, Alberti) la
Residencia de Estudiantes de Madrid fue un lugar de encuentro. Otros
(Alonso, Lorca, Guillén, Alberti, Diego) acudieron a los actos del
centenario de Góngora de 1927. Se unieron en proyectos diversos
(revistas, homenajes, antologías, etc), con una vocación de
renovación lírica.
En principio, tuvieron una evolución conjunta, de la
poesía pura previa a 1927, pasando por el Surrealismo y la protesta
por los fascismos, y llegando al humanismo dolorido del exilio y la
posguerra. Pero cada poeta evolucionará a su manera. No hay unos
rasgos comunes de estilo, a pesar de que algunos opten, en
determinados momentos, por temas o ambientes similares.
-1ª etapa: 1922-28: poesía pura, intelectual, basada en la
metáfora y la imagen, en Juan Ramón y en lo popular; se fusionan,
como en el Romancero gitano, Cántico y Marinero en
tierra.
-2ª etapa: 1928-31: el Surrealismo entra con fuerza. Menos
irracional, tomó el gusto por la transgresión, rechaza lo
ornamental, explota el antisentimentalismo, el mundo onírico e
inconsciente y el desarrollo de los deseos escondidos, con un
lenguaje impactante y potente. Usaron las imágenes visionarias, el
verso libre y las enumeraciones caóticas. Los placeres
prohibidos, Sobre los ángeles, Espadas como labios,
Poeta en Nueva York serían ejemplos.
-3ª etapa: en la década de los 30, se producirá una
progresiva rehumanización de la poesía, y un mayor
compromiso político. La “poesía sin pureza” de Neruda, inmersa
en las circunstancias sociales y humanas concretas, será la
influencia principal.
-4ª etapa: el exilio, ya sea externo: Cernuda,
Salinas, Prados, Guillén, Alberti; o interno: Aleixandre. Lorca,
muerto. Temas: nostalgia de la tierra y de los amigos perdidos, el
desarraigo. La poesía se hace más grave y preocupada, y se reflejan
los problemas humanos y sociales.
De entre todo el grupo, por exigencias de tiempo y espacio,
destacaremos a estos autores:
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Vicente Aleixandre. Para él, poesía es comunicación. Su poesía ansía la fusión entre el hombre y la naturaleza, con un lenguaje imaginativo y surreal. Obras: La destrucción o el amor, Pasión de la tierra, Sombra del paraíso, Historia del corazón...
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Luis Cernuda. Recoge toda su poesía en La realidad y el deseo. El Surrealismo, el Romanticismo y un estilo coloquial y directo son sus rasgos. Temas: afirmación del placer, poesía como modo de vida, la soledad. Sintetiza lo vanguardista, con un lenguaje poético mezcla de sencillez y elaboración, con un ritmo de poesía clásica.
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Federico García Lorca. Predomina en su obra un tono trágico. Crea metáforas e imágenes de una gran originalidad y fuerza expresiva.
En sus temas aparecen constantemente elementos del folclore
andaluz (neopopularismo) unidos a la experimentación.
Posee un estilo poético propio, basado en los símbolos, como
la luna, el agua, la sangre, el caballo y su jinete, hierbas y
metales. La metáfora es el procedimiento central de su estilo: gran
condensación expresiva y de contenidos.
Obras: Poema del cante jondo (neopopularista),
Romancero gitano (la cultura gitana, símbolo de un pueblo
perseguido; lenguaje fusión de lo popular y lo culto), Poeta en
Nueva York (la angustia y deshumanización se traduce en imágenes
visionarias surrealistas), Diván de Tamarit, Llanto por la
muerte de Ignacio Sánchez Mejías, Sonetos del amor oscuro.
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Miguel Hernández (1910-42) construyó una poesía apasionada, honda y vitalista, entre la tradición y la vanguardia. Obras: El rayo que no cesa, Elegía a Ramón Sijé y Cancionero y romancero de ausencias.
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JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958)
Biografía
Nacido en Moguer (Huelva), comienza a pintar y a escribir poesía
desde muy joven. En 1900 fue a Madrid a “luchar por el Modernismo”.
Poco a poco se convierte en un maestro para los demás poetas. En
1916 se casa con Zenobia Camprubí. Al comenzar la Guerra Civil, se
exiliaron en diversos países hispanoamericanos. Se establecen en
Puerto Rico en 1951. Allí, recibió el premio Nobel de literatura en
1956.
Estilo
Es difícil clasificar a este autor dentro de un movimiento literario
determinado. Muestra características neorrománticas, modernistas,
novecentistas y vanguardistas. Esta evolución nos hace
pensar en un poeta en constante experimentación, con una poesía
dedicada “a la minoría, siempre”.
Trayectoria
Por edad, pertenece a la Generación del 14 o Novecentismo, pero sus
primeras obras beben de la fuente de Bécquer y del Modernismo;
evoluciona hacia una poesía más barroca, más modernista; desde
1916, la poesía se va desnudando, es poesía pura, más intelectual
y difícil; la tercera y última etapa sería la poesía del
destierro, cada vez más profunda y metafísica. De este modo, suele
estudiarse su poesía de acuerdo con el siguiente esquema:
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Etapa sensitiva: hasta 1915, de una marcada influencia modernista, romántica y simbolista. Los libros más reseñables serían Arias tristes, Jardines lejanos o Baladas de primavera. Hacia 1908, su poesía va sufriendo una evolución hacia el intimismo, influida por Darío: La soledad sonora, Laberinto. También escribe el libro de prosa poética Platero y yo.
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Etapa intelectual, o de la poesía pura. Diario de un poeta recién casado (1916) es la obra magna. Se introducen motivos como el mar, los hombres y calles de Nueva York, se mezcla la prosa y el verso y el lenguaje va tendiendo hacia lo esencial. Hasta 1936, otras obras son Eternidades, Belleza, Piedra y cielo.
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Etapa suficiente, del exilio. Poesía profunda, metafísica, de un cierto misticismo panteísta (dios es la Naturaleza, la Belleza absoluta). Es una poesía total, de hallazgo fundamental: la Poesía, la Belleza, es el sentido de la existencia. Libros como En el otro costado (1936-42), Dios deseado y deseante (1949) o el poema en prosa Espacio (1954), basado en la libre asociación de sensaciones y recuerdos, constituyen el culmen de su obra, y una de las cimas de la poesía del XX.
La poesía de Juan Ramón abarca todos los registros de la época que
vivió, más los que inventa, además de recoger lo más fecundo de
la tradición. Una obra ingente, inclasificable, que continuamente va
ampliándose. Juan Ramón Jiménez representa la cima de la poesía
española en este siglo, y es el poeta más influyente sobre la
poesía posterior. Fue un poeta consagrado a su obra, a la Poesía.
De una sensibilidad exagerada, la búsqueda de la Belleza
es su afán primordial.
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