El panorama literario que se dibuja en los años 70 es sumamente
complejo. Hay poetas que, por distintas razones, han quedado fuera
de las clasificaciones generacionales. A partir de la Transición,
se empiezan a dar a conocer. Por razones de espacio, sólo
mencionaremos sus nombres: Juan Gil-Albert, Juan Eduardo Cirlot,
Gloria Fuertes, José Agustín Goytisolo, Antonio Gamoneda, María
Victoria Atencia o César
Simón.
Además, los
poetas supervivientes
de las generaciones anteriores
(Aleixandre, Alberti, Hierro, Caballero Bonald, Ángel González,
etc) continuarán publicando en lo que resta del siglo.
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Novísimos
En 1970, la antología Nueve novísimos poetas españoles
marca la aparición del grupo, caracterizado por el esteticismo, el
culturalismo y la recuperación de las vanguardias. Les importan más
la experimentación y renovación formales que los contenidos.
Temáticamente, van de lo personal a lo público. El poeta más
importante es Pere Gimferrer.
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Evolución de los novísimos
A finales de los 70, los “novísimos” van notando el
cansancio estético. Los novísimos históricos, salvo Gimferrer y
Carnero, a partir de 1975 vuelven, en general, al intimismo y la
contención clásica.
Muy cercano a ellos, Antonio Colinas logra ya su madurez con Sepulcro
en Tarquinia (75), poemario modernista, centrado en el amor, la
muerte, el arte y la naturaleza.
Jaime Siles, que comenzó con una poesía pura, pasa en los 80 a la
reflexión sobre el lenguaje. En Semáforos, semáforos (90)
vuelve a los temas cotidianos, aunque con léxico insólito.
Luis Antonio de Villena parte de dos temas fundamentales: la belleza
y el deseo. Culturalismo, poesía de la experiencia, reflexión
estética y anecdotario erótico son sus fundamentos.
Luis Alberto de Cuenca continúa con ese culturalismo hasta los 80,
cuando introduce referencias al cine, humor, prosaísmo,
cotidianeidad y trasfondo cultural.
Jenaro Talens comienza con un tono meditativo en los 70, para, desde
los 80, pasar a la metapoesía y a un punto medio de confesionalidad,
realismo y abstracción.
Leopoldo Mª Panero, maldito, convierte la locura en tema poético.
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Coetáneos al margen de los novísimos
Consiguieron la difusión y reconocimiento ya en los 80: Juan Luis
Panero, Antonio Carvajal o Aníbal Núñez son representantes de una
poesía que va del culturalismo a lo simbólico.
Clara Janés empieza con libros novísimos, pero será en los 80
cuando consigue el aplauso con su poesía musical y de influencia
surrealista.
Miguel D'Ors comienza con libros conservadores temáticamente
(religión, familia), pero que van enriqueciéndose expresivamente:
desde los 80, evoca su infancia, ironiza acerca del presente, con un
lenguaje coloquial y, sin embargo, original.
También cabe mencionar a José Miguel Ullán, ejemplo de poesía
experimental y compleja.
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Los años 80 y 90
A partir de los 80
comienzan a publicar una infinidad de poetas, de todas las tendencias
imaginables. Rompen con los novísimos, conceden más importancia a
la tradición que a la originalidad, a la emoción que al estilo.
Habría poetas neorromanticistas, humoristas, irónicos, neopuristas
y conceptualistas, comprometidos y ecologistas... Hay
tendencias diversas, como siempre, pero sin conflictos. Puede
intentarse agruparlos:
a. La recuperación del realismo (se desarrolla más abajo).
Con la antología La otra sentimentalidad (83) se promociona a
poetas como Javier Egea o Luis García Montero. También están en
esta corriente Juaristi, Benítez Reyes, Gallego o Marzal.
b. La escuela de “Trieste”(editorial): Andrés Trapiello,
Ángel Rupérez. Predominan en ellos los valores pictóricos, los
matices sentimentales y las atmósferas sugerentes.
c. La nueva épica: Julio Llamazares o Juan Carlos Mestre,
poesía de rescate de una memoria colectiva.
d. El neosurrealismo. Blanca Andreu y el éxito de De una
niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall (81),
basado en los valores irracionales del lenguaje. También Pedro
Casariego Córdoba o Luisa Castro.
e. Minimalismo y conceptualismo: Diego Doncel, Justo Navarro.
f. Tradicionalismo. La reivindicación de la métrica clásica:
Carvajal.
g. Hacia un nuevo erotismo: Juan Antonio González Iglesias.
h. Otros nombres: Miguel Ángel
Velasco, Carmen Jodra, Miriam Reyes, Elena Medel, Roger Wolfe, Andrés
Neuman, Fruela Fernández...
Por otro lado, en los 80 y 90 se enfrentaron dos grupos: las llamadas
“poesía del silencio” y “poesía de la experiencia”. Desde
finales del XIX, se puede pensar que existen dos maneras diferentes
de entender la poesía:
-la poesía pura, que refleja en el poema la esencia de las cosas en
un lenguaje desnudo; representada por Juan Ramón, Valéry, Mallarmé,
Celan...
-y la impura, que trata de reflejar al hombre en su entorno
histórico y social, con un lenguaje sencillo y coloquial. Es la de
Neruda, Alberti, Miguel Hernández, Cernuda, Machado…
1. La poesía del silencio
es heredera de la poesía pura y del existencialismo, en su desolada
visión del hombre. José Ángel Valente, desde los 80, la
representó como nadie, en títulos como Mandorla, y en
ensayos como Las palabras de la tribu.
Estilo
Esta poesía del silencio se interroga sobre la capacidad de la
palabra de comunicar la esencia de las cosas; los poetas indagan
sobre lo trascendente del ser humano, pero sin acudir a lo religioso.
Perciben que el lenguaje es insuficiente para expresar el dolor de la
existencia. Así, los versos suelen ser cortos, fragmentados, con
espacio para la sugerencia; son poemas breves, condensados;
predomina lo abstracto y conceptista, para emocionar a través de la
inteligencia y la sensibilidad; el lector completa el poema, a través
de las sugerencias.
Autores
Poetas cercanos a esta corriente son: Chantal Maillard, Olvido García
Valdés, Andrés Sánchez Robayna, Ada Salas o Antonio Gamoneda.
2. Por su parte, el término
poesía de la
experiencia ya fue
aplicado a los poetas del 60. Se enfatiza la enunciación de la 1ª
persona, asociada a la búsqueda de una sentimentalidad asociada al
realismo y al marxismo, a Machado, Gil de Biedma y Ángel González.
Estilo
El poeta de la experiencia cuenta
lo que le pasa y describe dónde le pasa. Algunos rasgos son:
-se recupera un tono y una
lengua conversacionales y se rechaza a los novísimos;
-la poesía es un género de
ficción, en el que se pueden fingir las emociones y experiencias
para expresar las comunes a las personas, con lo que el poema no es
confesión, sino representación;
-hay un cierto distanciamiento,
a través de la ironía o la evocación de un personaje alejado del
poeta, en monólogo dramático, de la reflexión sobre la vida;
-la lengua es sencilla, en
apariencia, con una mezcla de narratividad y lirismo, que busca
comunicarse con el lector;
-en cuanto a la métrica, van
de los tradicionales soneto o tercetos encadenados al endecasílabo y
el heptasílabo blancos, además del verso libre;
-los temas van de lo amoroso
urbano hasta la reflexión y la angustia por el paso del tiempo,
además del correlato entre naturaleza y sentimientos.
Autores
Luis García Montero ha encarnado
la fidelidad a un tono preocupado y canalla, de poesía cercana a lo
cotidiano pero también enigmática, con una lengua muy cuidada:
Completamente viernes,
Vista cansada.
Otros autores son Jon Juaristi,
Luis Alberto de Cuenca o Miguel d'Ors. Más jóvenes, Carlos Marzal,
Luis Muñoz, Aurora Luque y Vicente Gallego.
Este realismo ha derivado hacia
lo reflexivo e intimista.
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El siglo XXI
En nuestra realidad, cada vez más
centrada en lo breve y
fragmentario, la
poesía puede tender el puente que una un mensaje electrónico con
toda una tradición literaria. En los nuevos caminos y los nuevos
nombres de los poetas españoles, no existe una tendencia única, ni
un nombre generacional para agruparlos, ni siquiera ese tópico
parricidio estético.
En antologías como
La inteligencia y el hacha se refleja una generación
distinta a la de los ochenta pero que de alguna manera entronca con
los Novísimos.
En el ensayo Mejorando lo presente. Poesía española
última: posmodernidad, humanismo y redes, se afirma que la
poesía se ha vuelto "promiscua, disponible y viajera" e
invade por ello "las nuevas geografías virtuales": es
decir, hay que estudiar el ciberactivismo literario. La manera de
recogerse el pelo. Generación Blogger reúne la obra de 13
mujeres poetas, que el antólogo leyó o descubrió por primera vez
en Internet, en un blog o en una revista digital. Se habla
con optimismo de Internet y de las redes sociales para captar
nuevos lectores.
Los éxitos de autores como Elvira Sastre o Marwan no hacen
más que reafirmar esa tendencia y esa nueva manera de darse a
conocer por parte de los poetas contemporáneos. Autores muy
recientes, además de los mencionados, serían Luna Miguel, Ana
Patricia Moya, Alberto Acerete, Ángela Segovia, Mercedes Cebrián…
Además de lo citado, cabe destacar que los dominios de la poesía en
la época que vivimos se expanden a través de la fotografía (poesía
visual, metafórica, de artistas como Chema Madoz), la perfopoesía
(o poesía a través de la actuación, del movimiento, de la música;
un ejemplo sería el festival anual de Sevilla) o, qué duda cabe, la
obra de algunos de los músicos actuales (el
citado Marwan o Guille Galván, de Vetusta Morla, entre otros).
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